Se acerca la Navidad. Ante esta frase muchas serán las personas que se pongan de buen humor y reciban con entusiasmo estos días. Sin embargo muchos otros verán esta época del año como muy desagradable y no exenta de conflictos. Lo que está claro es que ni unos ni otros pueden escapar de esta situación, y de las tensiones que en muchos casos lleva aparejadas. Y es que es frecuente que en este periodo surjan multitud de disputas.

Solemos tener unas expectativas demasiado altas de lo que debe ser la Navidad. Imaginamos escenas típicas de Navidades de película donde todo es perfecto: el ambiente familiar, la comida, la decoración… pero lo cierto es que la realidad es otra.

¿Cuáles son los problemas más frecuentes que surgen en las familias? Y ¿Cómo podemos solucionarlos?

 

1. PLANIFICACIÓN: Si somos nosotros los anfitriones es importante que planifiquemos por adelantado como van a ser las cosas. Tenemos que anticipar y pactar cuestiones como cuál va a ser el presupuesto dedicado, qué tipo de comida vamos a ofrecer, quién se va a encargar de cocinar, quién de decorar o de recoger.

Con el fin de evitar confrontaciones hay que destacar la necesidad de repartir las tareas. Es crucial que cada miembro de la familia se encargue de algo. Hasta los más pequeños pueden ayudar en la medida de sus posibilidades. Esta colaboración fomentará su autonomía además de contentarles, ya que de esta forma se ven como importantes y como iguales a los mayores.

Anticiparnos nos facilitará mucho las cosas, pero no tenemos que caer en la trampa de ser demasiado estrictos. Siempre existen olvidos o alguna cosa que se nos queda en el tintero. No debemos culpabilizar a otros de no haber hecho bien las cosas. En estos casos lo mejor es ser flexible y reconducir la situación hasta llegar a una solución más o menos aceptable. La perfección sólo existe en esas películas de Navidad de las que hablábamos, y debemos ser conscientes de ello.

 

2. CONVERSACIÓN: La Navidad es la época por excelencia en la que surgen conversaciones en torno a una mesa. Estas conversaciones solemos experimentarlas con agrado, aunque siempre haya ciertos temas que generan mayor disconformidad. Los temas típicos que crean discordia en estas situaciones suelen ser de tipo religioso o político. Siempre existen opiniones contrarias y cada uno intenta hacer valer la suya a pesar de todas las consecuencias negativas que puedan derivarse. Es importante evitar en la medida de lo posible estos temas si sabemos que pueden generar conflicto.

Para evitarlo podemos sustituir estos temas por otros que creen un ambiente agradable, cordial y de bienestar. Podemos hablar de recuerdos compartidos, contar experiencias que tengamos en común con nuestros familiares, recuerdos, batallitas y toda una serie de anécdotas compartidas. Otro tema que nos puede salvar son los viajes. Contar como han sido las vacaciones, donde hemos ido y qué nos ha gustado.

No hay que olvidar otro punto importante y que a veces pasamos por alto, y es interesarnos por los demás. Preguntar acerca del trabajo, estudios, en definitiva interesarnos por la vida de nuestros familiares.

 

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3. APARIENCIAS: En Navidades nos reencontramos con familiares a los que no solemos ver con frecuencia. En estos casos muchas familias intentan dar una buena imagen a toda cosa. Quieren aparentar una vida perfecta, sin grandes problemas, con trabajos que funcionan a la perfección y una prospera economía. Esta imagen no se corresponde con la realidad, y mantenerla puede crear un estado ansioso en una fecha que tiene que ser para disfrutar. Si uno está intentando ofrecer esa imagen le va a costar mucho esfuerzo relajarse, pasarlo bien y disfrutar de esos momentos en familia. Lo mejor que se puede hacer en estos casos es ser honesto, tanto con los demás como con uno mismo, centrarse en pasar un momento agradable con la familia y olvidarse de la molesta ansiedad que nos ocupa cuando queremos que tengan la mejor opinión de nosotros. No se trata de contar todos los problemas que tenemos, si no de conversar con naturalidad de los temas que vayan surgiendo, comportándonos de acuerdo a nuestros valores y sentimientos.

 

4. AUSENCIAS: Existe una gran proporción de gente que pasa momentos complicados en Navidad recordando a esas personas que ya no están. Son situaciones complejas que provocan sufrimiento. Experimentar algo de tristeza es normal, pero no podemos centrarnos en ese dolor y perdernos momentos satisfactorios. Lo que podemos hacer para sentirnos mejor es dedicar un tiempo a recordar a esa persona, recordar buenos momentos y alegrarse por haberlos compartido. Fuera de ese momento debemos enfocarnos en las cenas, comidas o planes agradables que vayan surgiendo. De esta manera podremos llevar estas fechas tan complejas de la mejor manera posible.

A pesar de ser una época del año bastante complicado, la Navidad también tiene la posibilidad de hacernos disfrutar. Tenemos días libres, planes con familiares y amigos y tiempo para hacer lo que más nos guste.

Es importante hacer un ejercicio de tolerancia hacia los demás y hacia todo aquello que no nos gusta y dedicarnos a llevar estas fechas de la mejor manera posible.

 
 

 

 

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