Hoy vamos a hablar de un concepto muy interesante en Psicología llamado indefensión aprendida. ¿Qué es la indefensión aprendida? La indefensión aprendida es un constructo teórico pero que tiene sus sus aplicaciones prácticas, y es una manera de comportarnos, una manera de actuar ante diversas situaciones. No sólo está limitada al ámbito de la conducta, sino que también sería una forma de sentir y de pensar cuando estamos bajo circunstancias desagradables y/o dolorosas.

 

¿Cuándo se empieza a hablar por primera vez de indefensión aprendida?

El término «indefensión aprendida» surge de una serie de experimentos que se realizan en los años 70 por parte del psicólogo estadounidense Martin Seligman y su equipo, y que trataba de analizar una serie de efectos que una situación aversiva, desagradable… provoca en quien la experimenta.

Estos experimentos consistían básicamente en provocar una serie de descargas eléctricas a unos perros. Lo que hacía Seligman era establecer dos grupos de perros. Por un lado, en el grupo 1, se daban las descargas eléctricas, pero los perros de este grupo tenían el espacio abierto para poder salir y escapar de los choques eléctricos en un espacio seguro. En el el grupo 2 los perros que recibían estas descargas tenían la puerta cerrada, es decir, no tenían posibilidad de escapar a un lugar seguro, sino que tenían que aguantar esta molesta situación.

Así pues, tenemos una misma situación, las descargas eléctricas, pero dos desenlaces distintos. En el primer caso se ofrece a los perros la posibilidad de escapar y en el segundo caso se les niega esta posibilidad y, de esta forma, los perros no tienen más remedio que aguantar las descargas eléctricas.

 

¿Cómo continuaba el experimento?

Selligman volvía a hacer este experimento cambiando algunas variables implicadas. En este nuevo ensayo, tanto los perros del grupo 1 como los del grupo 2, estaban en otro tipo de jaulas con la puerta abierta en los dos casos, pero seguían recibiendo las descargas eléctricas.

El primer grupo de perros, al recibir la primera descarga, salía de inmediato fuera de la jaula y así ya no recibía más descargas. En el grupo 2 (recordemos que era el que se le había negado la posibilidad de escapar) lo que ocurría es que los perros seguían en la jaula, no escapaban al espacio seguro libre de descargas aunque efectivamente pudieran hacerlo.

 

¿Por qué ocurre esto?

Lo que ocurre es que el grupo 2 de perros ha aprendido que no puede controlar su ambiente, a pesar de que tengan las condiciones necesarias para poder hacerlo. Estos perros aprendieron mediante su experiencia a no defenderse ante un ataque, a tomar una actitud sumisa, de no afrontamiento, y de desesperanza.

Esta conducta de indefensión, es lo que se ha dado en llamar indefensión aprendida.

 

Ocurre exactamente igual en seres humanos.

Este experimento se replicado multitud de veces veces y en todas ellas ha mostrado los mismos resultados. Además se ha extrapolado a reacciones humanas ante estímulos desagradables y se han sacado las mismas conclusiones que cuando ha sido realizado con animales.

 

¿Cuáles son las situaciones más comunes en las que se presenta la indefensión aprendida?

1. Relaciones laborales:

En el ámbito profesional es muy frecuente. Se dan casos en los que se sufren una serie de condiciones laborales lamentables, con sueldos por debajo del convenio, horarios molestos para la conciliación de la vida personal, malas relaciones con superiores, horas extras no pagadas, etc… ante este escenario de claro ataque a derechos laborales, es habitual creer que no sirve de nada protestar, que nada va a cambiar esa situación, y se acepta sin más, asumiendo cada vez más ataques sin levantar la voz, ya que se tiene la creencia de que de ninguna manera se podrá resolver esta situación.

2. Violencia de género:

A veces no entendemos cómo las mujeres pueden estar sufriendo una serie de violencias tanto físicas como psicológicas y no escapar de tanto dolor. Aquí hay muchas explicaciones de por qué no lo hacen. Se une una cadena de ataduras tanto económicas como emocionales que les impiden salir de ese infierno. La indefensión aprendida se une a todas estas razones creando una actitud de no defensa, quedando atrapadas en una espiral de violencia que no pueden cambiar hagan lo que hagan.

3. Relaciones afectivas:

Este estado de indefensión suele ser común además en relaciones afectivas que nos unen a otras personas, amigos, familia, compañeros/as… Nos sentimos atados a relaciones tóxicas que creemos que no podemos cambiar, no contemplando la opción de abandonar dicha relación.

4. Control social:

La indefensión aprendida también se ha tomado en la historia reciente como una medida de control social. Desde bien pequeños a través de la educación, la cultura, el sentido común, se nos van introduciendo ideas, ideas muy concretas y que pretenden generar indefensión aprendida en ciertos temas y luchas. Podríamos extendernos en este tema, pero no entra en la temática del blog. Simplemente apuntar la idea que desde el poder se pretende inocular, que no es otra que: “no vale la pena quejarse, porque no vamos a cambiar nada” y “hay cosas que no se pueden cambiar”

Así pues vemos que la indefensión aprendida no es algo que se restrinja solamente al ámbito de lo individual, si no que es utilizada como medida de estabilidad social, pretendiendo que situaciones manifiestamente injustas sean percibidas como inmodificables y por lo tanto ajenas a toda perspectiva de cambio.

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