Tras el adiós a las vacaciones y la llegada de la rutina a nuestras vidas, algunas personas experimentan una serie de síntomas que muchos catalogan como síndrome postvacacional, pero ¿existe realmente?

¿QUÉ ES EL SINDROME POSTVACACIONAL?

En los últimos años cada vez es más conocido este síndrome. Con frecuencia escuchamos hablar de personas que se incorporan al trabajo sin ganas, faltos de energía, etc.

Sin embargo, más que de síndrome deberíamos hablar de un periodo de adaptación normal, no patológico, que aparece con la vuelta a los hábitos cotidianos. Cuando volvemos retomamos las rutinas, las actividades, los horarios, que poco o nada se parecen a los que adoptamos en nuestro periodo vacacional, incluso la alimentación cambia, no sólo por el tipo de comida que ingerimos, sino también por la cantidad. Pero principalmente varía la forma en la que distribuimos el tiempo, ocupando en esta nueva etapa gran parte de las horas del día en el trabajo.

Este cambio de hábitos se produce de forma muy repentina, no se da una acomodación progresiva, es por esto que algunas personas pueden sentir molestias y dificultades al reincorporarse a la vida laboral y las rutinas.

 

CARACTERÍSTICAS DEL SÍNDROME POSTVACACIONAL

Los síntomas no responden a un patrón estándar, sino que varían en función de la persona. Los podríamos dividir en dos tipos:

  • Físicos: Insomnio, somnolencia durante el día, falta de energía…
  • Psicológicos: Falta de interés, baja capacidad de concentración, irritabilidad, inquietud, nerviosismo o tristeza son algunos de ellos.

Estos síntomas suelen durar entre 10 y 15 días, que es el tiempo que el organismo necesita parar adaptarse a este nuevo ritmo de vida. Además el síndrome postvacacional es más intenso tras unas vacaciones muy largas o en caso de trabajar en un entorno desagradable.

 

¿QUÉ HACER?

Para superar las molestias derivadas de esta adaptación es recomendable seguir ciertas pautas:

  1. Marcarse nuevos objetivos e ilusiones: Es importarse que te pongas metas, que tengas planes específicos para lograr objetivos. Ejemplos de esto pueden ser apuntarse a un gimnasio, aprender a tocar un instrumento, mejorar en el trabajo, aprender un idioma, o cualquier cosa que te motive.

 

  1. Dedicar tiempo a realizar actividades de ocio: Organiza tu tiempo libre y utilízalo haciendo actividades agradables, con las que disfrutes, practica deporte, queda con amigos, diviértete. El entretenimiento no tiene porque acabar junto con las vacaciones, sino que debe incorporarse como parte de nuestra vida.

 

  1. Mantener horarios regulares: Es recomendable seguir unos horarios que nos ayuden a retomar nuestras rutinas, tanto durante el día como por la noche. Es útil tratar de comer más o menos a la misma hora. Lo mismo ocurre con la hora de acostarse, intenta que sea siempre la misma. Además es muy positivo dormir adecuadamente y alrededor de 8 horas.

 

  1. Empezar el trabajo de forma gradual: No pretendas darlo todo el primer día, es más aconsejable ir poco a poco, de menor a mayor intensidad de trabajo, hasta progresivamente alcanzar tu ritmo ideal.

 

  1. Cambiar la forma de ver las cosas: Céntrate en las cosas positivas de la vuelta a la rutina, piensa en las nuevas posibilidades que se van abriendo camino en esta nueva etapa, y sobre todo ¡ilusiónate!

 

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