En la anterior entrada del blog hicimos una introducción a la resolución de problemas en psicología y, en esta segunda parte, vamos a centrarnos a modo de resumen en los pasos a seguir:

El primer paso para resolver problemas de forma correcta es aceptar el hecho de que vivir es sinónimo de tener problemas. Los problemas son habituales en la vida de las personas, todo el mundo los tiene y eso no significa que sea catastrófico pasar por este tipo de situaciones.

Si pensamos de esta forma respecto a los problemas seremos más eficaces a la hora de hacerles frente y tomar la decisión más adecuada.

Es fundamental en este proceso definir el problema de forma correcta. Debemos clarificar, además, la naturaleza del problema (económico, familiar, de pareja, laboral, situación vital…). Y, por último, es de vital importancia establecer un objetivo realista y considerar los beneficios y los costes de resolverlo o no.

Una vez que tengamos claro qué tipo de problema tenemos entre manos y contemos con toda la información relevante debemos generar la mayor cantidad de alternativas posibles. Es importante que estas alternativas estén detalladas, sean variadas (que tengan diferentes perspectivas y puntos de vista) y que sean alternativas realistas.

El siguiente paso consiste en tomar la decisión más correcta para la persona implicada y el problema en cuestión. El procedimiento consiste en evaluar las alternativas anteriores y elegir la mejor o más eficaz en función de distintos parámetros como:

1. La predicción de las posibles consecuencias de cada alternativa, tanto para uno mismo como para los demás, y valorando además que supondría tanto a corto como a largo plazo.

2. La utilidad de las alternativas.

Es importante destacar que el objetivo de la resolución de problemas o toma de decisiones en una intervención psicológica nunca va a ser resolver un problema concreto, si no aprender un método eficaz para enfrentarse a problemas actuales y futuros y ser capaz de tomar decisiones de la mejor forma posible.

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