En medio de esta crisis que ha traído consigo el COVID-19 y, como efecto del remedio que hemos utilizado, el famoso confinamiento en casa, los psicólogos estamos viendo numerosos casos de ansiedad ante la perspectiva de volver a salir.

Si bien existe un número de personas que, ante la aparición de salidas programadas por horarios, se echaron con entusiasmo a las calles, se está dando un fenómeno en algunas personas en el que aparece unas emoción de miedo intenso a salir.

Esta experiencia, aunque no sea un trastorno como tal, se ha venido a llamar por algunos especialistas como el “síndrome de la cabaña”. Este síndrome se daría en personas que han pasado un amplio periodo de tiempo recluidas y que experimentan ansiedad a la hora de salir a la calle.

¿Por qué ocurre?

Son varios los factores que llevan a una persona a experimentar esta ansiedad al salir. Algunos de ellos son:

  1. Quizá el mayor foco de ansiedad a la hora de volver a la calle sea el temor al contagio. Durante los últimos meses estamos siendo espectadores ante una sobreexposición de noticias relacionadas con el coronavirus. Toda esta información, si bien es cierto que es beneficiosa si la sabemos interpretar y utilizar, puede provocar un aumento del miedo al contagio, al estar dichas noticias muy presentes a lo largo de nuestro día a día.
  1. Habituación al confinamiento: El ser humano es un animal de costumbres con una capacidad para seguir rutinas y protocolos más o menos estables. Es lógico que, tras aproximadamente dos meses sin salir apenas de casa, nos hayamos habituado a esta situación aunque no sea la mas deseada y, ante un cambio, en este caso la vuelta a las calles, generemos ansiedad e incertidumbre por la variación de la rutina anterior.
  1. Incomodidad de las medidas de protección: Otra de las razones que puede generar rechazo a la hora de afrontar este cambio es la incomodidad de las medidas de protección contra el virus. Las mascarillas y los guantes se han convertido en los complementos más utilizados en estos tiempos y, sin embargo, las mascarillas pueden dar lugar a sensación de ahogo o falta de aire un tanto desagradable. Los guantes, por su lado, aunque más cómodos de llevar, no resultan placenteros en absoluto. Esta falta de confort es una handicap añadido al temor a pisar las calles.
  1. Ansiedad previa: Son muchas las personas que antes del confinamiento ya estaban sufriendo estados de ansiedad y/o estrés. Para estas personas el hecho de enfrentarse a salir a las calles puede exacerbar su estado ansioso, ya que se encontraban en una situación de vulnerabilidad previa. Cabe destacar los casos de personas con trastornos de mayor gravedad, como los trastornos de pánico y agorafobia, en los que esta circunstancia puede agravar sus síntomas y suponer un gran obstáculo en su ya mermada calidad de vida. 

¿Cómo debemos enfrentarnos a este temor?

Es importante salir a la calle de manera progresiva. No se trata de salir durante dos horas el primer día permitido. Hacer esto generaría una gran ansiedad, lo que provocaría que nos quedáramos en casa al día siguiente para no volver a sentir esa angustia. Es mucho más recomendable salir a dar paseos cortos, aumentando de forma gradual la duración.

Con esta forma progresiva conseguiremos no generar una intensa ansiedad e iremos habituándonos poco a poco a las salidas.

Es aconsejable hacer esas salidas con las medidas de protección disponibles (mascarillas, pantallas, guantes…). Por un lado, utilizar estas protecciones nos protege de posibles contagios, y por otro, a nivel psicológico vamos a sentirnos más seguros, no nos veremos tan vulnerables a la enfermedad y disfrutaremos de los paseos con mayor confianza y sensación de control.

Planificación:

Si estamos sufriendo una situación de ansiedad por el hecho de volver a salir a la calle es recomendable contrarrestar esta ansiedad con algo de ilusión. Podemos planificar una ruta, elegir un sitio bonito y agradable como destino, lugares que nos evoquen aún recuerdo del pasado…

También podemos caminar con música que nos agrade o vestirnos y arreglarnos con esmero. Cualquier opción que implique planificar esa salida con ilusión, ganas y motivación nos ayudará a gestionar con mayor competencia esa salida.

Cuidado con los pensamientos boicoteadores:

Cuando sentimos ansiedad ante cualquier circunstancia, esta ansiedad siempre va a venir acompañada de pensamientos que nos van a boicotear los planes y metas que tengamos. En este caso concreto del “síndrome de la cabaña” ocurre lo mismo; salen a la luz una serie de pensamientos que nos vana a frustrar nuestros intentos de salir a la calle y superar la ansiedad.

Pensamientos como “no vale la pena”, “en casa no estoy tan mal”, “¿para qué me voy a poner en riesgo?” Están a la orden del día.

Para que estas creencias no nos inmovilicen tenemos que racionalizarlos. Es importante hacer una valoración lo más objetiva posible del riesgo vs beneficio de salir. No debemos caer en sesgos como valorar en exceso el riesgo real o, por el contrario, infravalorarlo. 

También es crucial no anticiparse a cómo será esa salida alas calles, ya que solemos anticiparnos en sentido negativo, es decir, creeremos que será mucho peor de lo que en realidad es.

Ante todo debe primar siempre el sentido común para enfrentarse a esta situación tan novedosa y extraña de la forma más exitosa posible. Si consideras que puedes estar sufriendo algunos de estos síntomas quizás necesites la ayuda de un profesional. En nuestra consulta estaremos encantados de ayudarte, bien mediante terapia online o presencial.

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