En la entrada anterior describimos en qué consiste el trastorno límite de la personalidad y cuáles son sus características más destacadas.

En esta segunda parte vamos a centrarnos en explicar el origen del trastorno y los tratamientos psicológicos con evidencia científica que se utilizan para intervenir en pacientes con este trastorno.

 

¿Cómo surge el trastorno límite de la personalidad?

En su origen se vertebran dos variables que dan como resultado la desregularización de las emociones característica en las personas con este trastorno. Estos dos factores son:

  1. Vulnerabilidad biológica: es una causa orgánica, intrínseca a la propia biología y organismo de la persona. Es decir, uno ya nace con cierta predisposición genética para desarrollar en un futuro (si se dan conjuntamente otros factores de tipo ambiental) un trastorno límite de la personalidad.
  2. Entorno invalidante: nos referimos al tipo de familia en la que crece y se desarrolla la persona con este trastorno. Suelen ser familias en las que no se responde a las emociones, sentimientos y necesidades del niño/a y, cuando lo hacen, responden de una forma inadecuada. El niño/a crece en una familia en la que se ha abusado mucho del castigo ante conductas incorrectas y donde se le ha negado su expresión emocional.

De esta interacción entre un niño muy vulnerable y este ambiente invalidante surge un trastorno límite de la personalidad.

 

Tratamiento eficaz para el trastorno límite de la personalidad.

La terapia que se ha demostrado como más eficaz para intervenir en este trastorno ha sido la terapia dialéctico-conductual. Esta terapia consiste en un método para desarrollar la tolerancia y aprender habilidades efectivas para regular las emociones.

Puede realizarse de forma tanto individual como en grupo y, en ambas modalidades, tiene la misma eficacia. El tratamiento consta de varios módulos de intervención:

        -Estrategias para mejorar la regulación emocional: el objetivo es aprender a controlar los impulsos, aumentar la tolerancia al malestar, manejar las emociones negativas y especialmente la ira. Es de vital importancia que el paciente aprenda a darse cuenta y entender las diferentes emociones que va sintiendo y, además, que sepa establecer límites.

        -Estrategias para aumentar la efectividad interpersonal: el objetivo es establecer relaciones interpersonales sanas y constructivas, aprendiendo a respetarse tanto a uno mismo como a los demás.

Además, la terapia dialéctico-conductual reduce las posibles autolesiones, crisis y comportamientos suicidas de los pacientes tratados.

En 1991 se realizó un completo estudio de la terapia dialéctico-conductual en el que se evaluaba su eficacia. Los resultados fueron que, tras un año de tratamiento en contraposición a pacientes tratados con otro tipo de intervención psicológica, los síntomas se reducían de forma considerable:

        -Autolesión: 63% frente a 95,5%

        -Abandono: 17% frente a 58%

        -Ingresos hospitalarios: 36% frente a 55%

 

En estudios posteriores se han encontrado resultados muy similares. Así pues, podemos afirmar que la terapia dialéctico-conductual es una terapia útil y eficaz para intervenir en casos de personas con trastorno límite de la personalidad.

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